En una sociedad en donde la tecnología de la información ha entrado de lleno en nuestras vidas, algunos grupos con capacidades diferentes o limitaciones de acceso a medios digitales han quedado desplazados.
Uno de los casos más evidentes es el grupo de usuarios de mayor edad. Los bancos, administraciones y otras instituciones tanto públicas como privadas no solo han puesto el foco en el cliente más tecnológico y rentable, sino que también han reducido sus recursos para seguir cubriendo los formatos más tradicionales de servicio y soporte.
La campaña “Soy mayor, no idiota” del valenciano Carlos San Juan pudo suponer el pistoletazo de salida al destapar una realidad silenciosa que todos, de una manera u otra, estábamos viendo. En esta petición en change.org el ciudadano octogenario abogaba: “Ahora casi todo es por Internet… y no todos nos entendemos con las máquinas. No nos merecemos esta exclusión. Por eso estoy pidiendo un trato más humano en las sucursales bancarias.”
Ante este tipo de iniciativas el diseño no puede permanecer impasible y mirar hacia otro lado. Trabajamos en un ámbito, una disciplina, cuyo fin último —o al menos uno central— ha de ser el hacer la vida más fácil a los ciudadanos.
Bajo este contexto nace esta propuesta de proyecto de fin de grado: una plataforma de aprendizaje tutorizada en el ámbito de la tecnología y diseño social que deberá aportar su valor como mejora de la vida de las personas más mayores y/o impactadas por la creciente brecha digital y la pandemia del individualismo.
Un Trabajo de final de grado de Víctor Fernández-Peñaranda
Memoria
Prototipado